Introducción
El 14 de octubre de 2005,
fundé
Conspiradores del Cambio, una idea
que
rondaba por mi cabeza desde cinco años atrás. Como una respuesta
ante la razón pesimista y el positivismo irracional.
Intenté forjarme un optimismo inteligente.
Uno que mantenga bajo control
y observación una actitud positiva de la acción y sin embargo con una considerable
dosis de racionalidad, la de la reflexión y
compresión de los hechos del mundo. Mi base es el pensamiento crítico.
Ante una sociedad cada vez más crédula,
surge con mayor intensidad, grupos,
voces, que nos ayudan a recordar
los orígenes de las cosas. La historia, la ciencia y las humanidades
son esos vehículos para un siglo adormecido por el
espectáculo.
Ante tal situación, tenemos respuestas de jóvenes y sectores emergentes
de la sociedad, en
el reclamo de un
espacio propio, en donde volcar los entusiasmos de
un idealismo que
fue declarado impotente. Hoy, en
la asombrosa era
de
la
información, nuevos medios surgen para poner en práctica nuevos modelos de trabajo,
de empresa, de vida.
Y en este escenario, es que me atrevo a cantar a un siglo en que es posible
invocar a ese llamado a una conspiración propia, la del optimismo inteligente
en la construcción de una vida provechosa. Y ese contagio
de posibilidades, la de la
acción y la elevación. No importa en qué rincón del mundo nos encontremos,
desde allí mismo, en ese nido, y aún sin salir de él, podemos
contagiar ese entusiasmo por la vida.
Morir es ser arrebatado, y sólo escribo para recordarte que no mueres hasta
que mueres. Y es que no importando si tu nacimiento
fue
un accidente o un egoísmo
más de la
naturaleza, recuerda tu capacidad para crear. Crear,
al igual que pensar, es el ejercicio de una libertad
que nadie más puede te puede arrebatar.
Aún esclavo del mundo, en un rincón desconocido, eres libre.
Conspiradores del Cambio fue escrito a lo largo de diez años. A razón de unos cuantos por año. Son escritos libres, casi poemas.
Una invitación a
que
te
conviertas en un Conspirador
del Cambio. Si puedo convencerte, esos diez años de mi vida no fueron en vano. Y luego me contarás tu historia.
Hoy cumplí treinta años. Estos poemas son mi obsequio personal y el mejor regalo que puedas darme será tu respuesta ante la vida.
Carlos de la Rosa Vidal
Callao-Perú, 2 de agosto de 2010